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En el ámbito de la investigación artística, no se trata de decir "quiero" o "debo", sino "voy hacia". Se trata de ir en la dirección correcta.
Conceptos
No hay personalidad digna que no acepte y ame la realidad en su pura animalidad. Ni el pensador, ni el artista, ni nadie debe ser considerado si crea su producción de vida en el lecho de falsos conceptos.
Digamos que estas son mis formas de ver y enfocar las cosas. Eso no significa que los comparta siempre, pero están ahí y sería una tontería negarlos. El interés del pensamiento es también no estar constantemente de acuerdo con uno mismo. Esto es incluso, creo, lo que me interesa en el arte y en la vida: lo real; lo que es y no lo que queremos que sea; por tanto, no necesariamente el realismo o la realidad, que me parece que se inclina más por la percepción de los fenómenos que por la simple observación de su existencia.
En el ámbito de la investigación artística, no se trata de decir "quiero" o "debo", sino "voy hacia". Se trata de ir en la dirección correcta.
La paz se busca con la violencia de las palabras. Aquí, el texto "Quiero seguir siendo un extraño" está disponible para su lectura gratuita.
Más allá de las muertes atroces e inútiles, la mayor víctima de los estragos de la era actual es el sentido del humor.
Un nuevo blog gratuito y crudo, como un refugio necesario para la palabra escrita. Un pequeño secreto, pero no tartamudeante, y espontáneamente legible para cualquiera que quiera ir allí.
Saber divertirse y reírse de todo siempre será una prerrogativa del individuo libre. El cuidado de las nalgas es un trabajo de utilidad pública.
¿Por qué cuando entro en un teatro quiero salir? ¿Por qué cuando abro un libro al azar, no puedo esperar a cerrarlo?
"Enfance de l'art", non au sens de la simplicité (l'enfance peut-elle être simple ?), mais entendue comme aube d'une autre forme: la mise en scène d'un site.
El intercambio no es un proceso que se conforme con la convivencia superficial. Sus posibilidades son tan frágiles como el deseo que las origina.
Insisto aquí en el valor que concedo a la arbitrariedad como salvación de las situaciones creativas poco fructíferas que ofrece la lógica aparente.
Jugar de verdad es enfrentarse a la simplicidad del ser, a la banalidad de los cuerpos y los deseos, a la ferocidad de nuestra naturaleza y, finalmente, divertirse con ella.