La pequeña razón en mi prado
Los textos son las briznas de hierba y los pastos de mi pradera mental. Crecen de forma anárquica y se entrelazan en un apretado tejido.
Creación
¿Cuál es mi creación?
Crear puentes sobre un río de metáforas e interpretar los movimientos de su lecho en contacto con los bañistas que se mojan en él
Los textos son las briznas de hierba y los pastos de mi pradera mental. Crecen de forma anárquica y se entrelazan en un apretado tejido.
Un nuevo blog gratuito y crudo, como un refugio necesario para la palabra escrita. Un pequeño secreto, pero no tartamudeante, y espontáneamente legible para cualquiera que quiera ir allí.
"La infancia del arte", no en el sentido de simplicidad (¿puede ser simple la infancia?), sino entendida como el amanecer de otra forma: la puesta en escena de un sitio.
Insisto aquí en el valor que concedo a la arbitrariedad como salvación de las situaciones creativas poco fructíferas que ofrece la lógica aparente.
Optar por el arte es elegir vivir bajo el dominio totalitario de un dios sumiso; uno cuyo gobierno llega por absorción de quien lo domina.
Mientras busco la solución, me asfixio en la web y en la página bidimensional. Espero una tercera para un arte narrativo no lineal.
Unas improbables y primitivas metamorfosis en busca de los que aspiran a que les cuenten sólo las tonterías de los cuentos.
Artistas defectuosos, artistas demasiado débiles, incapaces de hacer que este mundo escape de un terror depredador... Ultraviolencia artística, ¿dónde te escondes?
Los artistas, los verdaderos que tendrían algo que decir, odian al mundo y no le dicen nada, ¿verdad? Y es mucho mejor así, ¿no?
Una mañana, o más bien una noche, nació un nuevo blog en mi pequeña familia de sitios, un blog desordenado, diseñado para recoger las faltas de ortografía con un cazo.