Las vacas nos hablan

¡artista ah ah ah!

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MUNDO

Cuando te escandalizas de algo, de lo que existe, es porque eres un ignorante; que te has hecho tu pequeña idea del mundo, pero al final no sabes nada de él; que no has entendido nada de él; que no has mirado en otro sitio, ni siquiera en lo que conecta tu cabeza con tu ropa interior. Así que nos sorprende de nuevo el movimiento de las cosas, la verdad verdadera y cruda, la única, porque no, no hay otras. No hay otras, verdades relativas en abundancia, salvo para el pensador filosófico que, masturbándose metódicamente, disfruta de las sedosas colchas de estimulantes paradojas. Sí, uno está recién asombrado por la caída de sus buenas mejillas rosadas de ombliguista, satisfecho con sus pequeñas creencias. Uno se asombra de la naturaleza humana, de la propia naturaleza, como un gran tonto, como una vaca gorda convencida de que es un 36, como un gilipollas que se ríe, se indigna, se contrae, se relaja según los espasmos de su ego lleno de aire. Tan estúpido, tan vaca gorda, tan gilipollas, tan autocomplaciente, tan indignado, tan satisfecho con su fresca y nueva indignación, que nunca se le ocurrió ir a ver qué podía estar pasando detrás de su socialmente estúpida cabeza.

árbol © David Noir

Las vacas nos hablan © David Noir 2015

¡Adelante! Ve y escucha. Más cerca, te digo. Ve y escucha tu desbordante deseo de violar todo lo que se mueve, de que te retuerzan la polla, de sodomizar a los niños, de masacrar a tus rivales. Después, quizá hablemos de tu visión del mundo. Porque tienes una visión, sí; tienes tu propia moral, una muy común; una moral basada en lo obvio, que no debe ser, que no entiende por qué, que se resiente, que la encuentra indigna. Y luego, si no eres demasiado estúpido, puedes hacer algo un poco mejor, un poco más divertido o bonito con tu indignación reflexiva y madura. Puedes inventar algo, tú que no tienes la debilidad primitiva de actuar. Podrás trascender; por fin podrás abrirlo de par en par y no sólo en BFMTV. La duda también es buena, es cierto. Pero la duda puede ser visitada como un paisaje. No deberías hacerla tu montura, sobre todo; la duda es, por definición, poco sólida. Se puede visitar, sí; se puede cruzar, pero no cabalgar; no se galopa hacia uno mismo a lomos de los pastos. Allí, si te detienes, a veces puedes preguntarte si eres realmente tú a quien miran las vacas con sus ojos desprovistos de asombro.

El mundo satisfecho de las vacas | Visual © David Noir
raíz © David Noir

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