¡Que reine la arbitrariedad!
Insisto aquí en el valor que concedo a la arbitrariedad como salvación de las situaciones creativas poco fructíferas que ofrece la lógica aparente.
excrementos
Insisto aquí en el valor que concedo a la arbitrariedad como salvación de las situaciones creativas poco fructíferas que ofrece la lógica aparente.
Callar sería una forma decente de ahogar el pensamiento, que siempre será la expresión dolorosa de una orden que se da a sí mismo la propia burguesía mental.
Como dice Víctor sobre la araña y la ortiga -no el Dr. Frankenstein, sino su amigo el viejo Hugo-, amo el odio porque lo odiamos.
Estafa; ¡mentira ardiente! El vigor del cuerpo domina toda la sabiduría de los viejos. Lo humano sólo es verdadero a través de la fanfarronería de sus personajes.