Soy un óvulo que engendra campos de narcisos estériles

Yo domino, me dijeron una vez. ¡Whoa, whoa, whoa! El chiste bueno.

La creación de un espectáculo o de un enlace forma parte de la misma química. Si fuera cierto que domino, sería por el deseo de ser impregnado, por mi apetito de aprender más, de divertirme más, de intercambiar más, de disfrutar más.

Los narcisos sólo se regeneran a sí mismos, disfrutan de este pequeño exceso de haberse vislumbrado en el espejo. Es suficiente para excitar su entusiasmo. Y yo, y yo, y yo. Mil trescientos cincuenta y un millones de ciudadanos chinos; ¡emoi! ¡emoi! El planeta genera a quienes se alimentan de él. Todos lo explotan; dicen que lo cultivan. ¿Me cultivan como la buena madre tierra?

Agricultura intensiva en Aigrie

¿Cómo pagarse a sí mismo?

Mi citoplasma está siendo bombeado más que fecundado.

Damos a ver, a beber; rociamos la base del Narciso y recibimos "¡Bis! "

¿Cómo se puede realmente crear, engendrar, enriquecer el propio sustrato bajo los codiciosos troncos de los apetitos que no quieren más que satisfacerse a sí mismos? De ninguna manera. Uno entiende mejor entonces la mirada fría y desapegada del investigador sobre su drosophila. No hay estado de ánimo. Recoge material genético con la excusa de hacer proliferar la especie. Hay que tener cuidado con la transparencia de los frascos y sus paredes de cristal, así como con aquellos en los que surgen las relaciones. Los que producen sin preocuparse por salirse del tarro, se encuentran en su propia jaula.

Hay que desvincularse del propio maná si se quiere evitar ser devorado indiscriminadamente con él. El consumo está empedrado de buenas intenciones entusiastas. "Me gusta, me encanta, quiero más. "Discutimos el precio; pedimos más, pero nos parece demasiado caro. Hay que tenerlo todo a cambio de nada, y qué pena si se vacía la célula grande de su contenido y se deja la membrana inútil e inerte. Debería haber pensado en eso antes; no producir algo tan atractivo que los demás no puedan. Al fin y al cabo, le está bien empleado; sólo tenía que no tener nada más que decir que los demás. Hay venganza en la sustancia en este amor. Tal vez no esté dirigido a la persona adecuada.