La analogía entre los campos de exterminio y el totalitarismo en el amor va cobrando sentido poco a poco, con una delicadeza asombrosa.
La revue BANCAL | Mathieu Huot | Bonjour tristesse
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A veces tengo la rara y preciosa impresión de asistir a una revolución a través del arte. David Noir es sin duda uno de los que lo hacen posible.

En Los campos de Amor, el espectador entra en un espacio revestido de enormes cortinas de aluminio que crujen bajo una luz fría. Durante dos horas y media, David Noir encadena propuestas, disfraces, textos, canciones, chistes, direcciones al público, como un niño en un parque infantil, en un aparente caos donde nada está ahí por casualidad. Parodia una conferencia sobre Hannah Arendt, hace que el público lea un sinfín de textos enrollados en Tablas de la Ley, masacra canciones de amor, juega con culos falsos y pelucas, nos hace desinflar una fosa común de muñecas hinchables...

Un espectador, visiblemente feliz de estar allí, se desnuda como David Noir y escucha, tranquilamente, su vientre y sus pliegues simplemente expuestos a los ojos de todos. Al acecho de una de las paredes, su músico Christophe Imbs improvisa con teclados y cajas electrónicas, una música continua y obstinada que no escucha más que a sí misma, estableciendo desde el principio una forma de confusión, de saturación, y que en el fondo habla de la dificultad de hacerse cargo del otro.

Lo que el civismo quiere, la animalidad lo jode.

El pensamiento, tan audaz como la forma, aprovecha toda la madera: para acabar con la obligación totalitaria de amar, prefiramos la estima. La analogía entre los campos de exterminio y el totalitarismo en el amor adquiere poco a poco todo su sentido, con una delicadeza sorprendente. Aquí no se da ninguna lección, simplemente el humilde retrato de un hombre que intenta, contra viento y marea, no derrumbarse, no gritar de asco ante todas las manipulaciones en nombre del amor, ante la negación del individuo en su diferencia. Alguien que intenta no perder su autoestima y la de los demás.

Es aparentemente juguetón, ligero, alegre... y, sin embargo, sentimos una violencia, una tristeza infinita, con tacto, benevolencia y dulzura. Del humor a la tragedia sólo hay un paso, y David Noir, en un sutil equilibrio, se mantiene en esta paradoja sin llegar a resolverla. En este espacio, el espectador es libre de deambular, de irse, de volver, y de prestar su atención y su tiempo a quien quiera: vídeo, actuación, música, escenografía, textos dejados aquí y allá. Es un actor tanto como los intérpretes, completa el cuadro sin darse cuenta, esté donde esté, y se cuenta su propia historia, sigue sus propios pensamientos y ensueños sin que nunca le digan lo que tiene que ver o escuchar o cómo debe tomarlo.

 Contar historias ha muerto.

Pocas veces un espectáculo ha depositado tanta confianza en el espectador. Tanto en su capacidad de recibir, de sentir, como en su capacidad de comprender, y de actuar, en toda responsabilidad. Descubrí la obra de David Noir hace dos años. Al principio no estaba seguro de que me fuera a gustar, pero estaba seguro de una cosa: pocas veces una actuación me había desafiado tanto. Y, efectivamente, durante los dos últimos años, su obra me ha habitado, me ha atormentado, me ha llevado a mis límites y me ha obligado a no dar nada por sentado. Cuanto más vuelvo a ella, de una actuación a otra, más la veo como un lugar para recargar las pilas durante el año.

Desde hace varios años, el equipo de Générateur le acoge y apoya activamente. Este año, te lo acabas de perder, pero buenas noticias: además de las 5 fechas que acaban de terminar, la nueva actuación Los campos de Amor se repetirá en Anis Gras del 3 al 7 de marzo a las 19.30 horas.

Ve allí. Ve a ver lo que fue y sigue siendo para mí, realmente, una bomba de relojería, un punto de inflexión interior. Creo que aquí está ocurriendo algo importante: artísticamente, en la forma, en el pensamiento, en la acción, en definitiva, humanamente.

Mathieu Huot, miembro del colectivo Código abierto

Los campos de Amordel 3 al 7 de marzo en Anis Gras (Arcueil), concepción y actuación de David Noir, música de Christophe Imbs

Le Générateur, local de arte y espectáculos,

Anis Gras, el lugar del otro

David Noir

David Noir, intérprete, actor, autor, director, cantante, artista visual, realizador de vídeo, diseñador de sonido, profesor... lleva su desnudez polimorfa y su infancia disfrazada bajo los ojos y oídos de cualquiera que quiera ver y oír.

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