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Diario de los Parques J-12

Evolución

D-12, inevitablemente todo se acelera

He comenzado la preparación concreta de estas 5 próximas fechas en GeneradorSólo hablo del aspecto material de las cosas, ya que la reflexión sobre estos proyectos sigue en curso. Sólo hablo del aspecto material de las cosas, ya que la reflexión sobre estas Parques de atracciones comenzó naturalmente a raíz de El vellón duerme dado en enero de 2012 en este mismo espacio, del que lo que vamos a crear en abril es naturalmente la continuación. Algo así como D-480, por tanto, hasta la fecha del estreno, 20 de abril de 2013.

480 días para 5 fechas; un ratio de 9600 %; suficiente para estremecerse.

Es lo que hoy llamamos trabajo de eventos. Por supuesto, este cálculo es en parte erróneo, porque si jugáramos durante 100 días, la preparación no sería proporcionalmente 20 veces más larga. Pero sólo es cierto en parte, porque mi sistema es tal que no me imagino satisfecho con una única forma "acabada" para un proyecto como éste, que sólo habría que repetir hasta agotarlo, como suele hacerse en el teatro. Nada me lo impedía. Sin embargo, en el marco que ofrece el Generador, la reiteración de un objeto acabado me parece imposible, a menos que la rotación infinita de este objeto sobre sí mismo constituya la performance en sí misma.

Así son las cosas. No puedo explicarlo del todo en este momento, siendo demasiado nuevo en este arte llamado rendimiento hoy en día. Se trata de una forma de arte difícil de definir, proteica y a menudo inclasificable; quizá sea su propia naturaleza la que la distingue de las demás. teatro en las artes escénicas.

La actuación, en este caso, que propongo a través de este proyecto, no se debe sin duda a la carga de preparación que me inflige antes de su existencia -de lo contrario, seguiría "actuando", por así decirlo, haciendo el trabajo que normalmente corresponde a un equipo de varias personas y competencias todo el tiempo durante los últimos años-, sino más bien al hecho de dar a luz un proyecto "nuevo", que no es un proyecto "nuevo", sino un proyecto "nuevo". matriz capaz de producir un número infinito de representaciones.

Así Los parques por así decirlo, evolución de El vellón en el sentido entendido en la serie PokémonSe trata de un estadio evolucionado al grado siguiente de la misma especie.

Desde este punto de vista, creo que la matriz se comporta como una reina de las hormigas. Decenas y decenas de bebés nacen a diario en mi mesa, todos viables. Lo único que tengo que hacer es alimentarlas para que sean utilizables a su vez, cosa que me cuido de no hacer, pues de lo contrario implosionaría en su beneficio. Estas pequeñas y resistentes bestias no mueren de hambre. Al igual que ciertas larvas de insectos o semillas de cereales, son capaces de esperar en su aspecto actual durante años y años antes de salir a la superficie cuando las condiciones se vuelven favorables. No hablo de ideas que, a sabiendas o por descuido, dejaré madurar entre mis notas o en un cajón de mi cerebro. Hablo de creaciones embrionarias que están listas para ser utilizadas si las despertamos de su letargo.

Estaba teorizando sobre una fábrica que podría producir forma de arte en cantidades industrialeso mejor dicho, agrícolaLos primeros textos habían empezado a "llegar" dos años antes, y ahora estoy a punto de conseguirlo. Me faltan brazos y medios para financiar esta producción intensiva, que actualmente está en fase de prototipo. La clonación, durante este periodo, al no haber hecho los progresos esperados, tengo que conformarme con mis dos manos y la energía muy media que puedo proporcionarles para dar forma a mi invento. Cuento con la colaboración de socios conocedores de las actuaciones y con la eficaz ayuda del personal del lugar que me acoge, pero es mucho antes que se forme un equipo para dar vida a lo que fundamentalmente me motiva.

Como en la preproducción de una película, habría que poner en juego muchos elementos, sonidos, imágenes, vídeos, atrezzo y decorados, vestuario, investigación de libros, casting y búsqueda de localizaciones para producir algo que fuera satisfactorio desde mi punto de vista.

A menudo trabajé muy deprisa para conseguir alguna apariencia de efecto similar, acumulando tantos datos como fuera posible en cortos periodos de tiempo, sacrificando lo que parecía superfluo, como aprender el texto, mucho antes de que se convirtiera en una moda lógica, de la misma manera que solos También por razones de tiempo y dinero, que están inextricablemente unidas. Aunque el teatro es una industria curiosa, que siempre ha costado más de lo que ingresa, no deja de estar sujeta a la misma fatídica ley que otras que se esfuerzan por ser lucrativas: que el tiempo es oro. En este caso, para compensar la falta de un presupuesto adecuado, añado dos cuerdas a mi arco: por un lado, la participación del público voluntario, a veces solicitada en este sentido a través de las páginas de este sitio, y por otro, la miríada de coincidencias que inevitablemente resultarán de la presencia de factores imprevistos y previstos. Probablemente no procedería de este modo si dispusiera de tiempo para fabricar y diseñar cien veces más elementos de los que puedo crear con los medios de que dispongo. No para cuestionar el gusto que he ido desarrollando durante muchos años por la mezcla de voluntades precisas, improvisación y descuido, sino para estudiar mejor cada objeto que aparece -las pequeñas larvas de las que hablaba- y tratar de llevar cada uno hasta el final. Por el momento, serán bocetos, esbozos, líneas garabateadas por cada participante, gestos todos ellos a los que concedo gran importancia a la luz de este proyecto y que tanto más aspiro a mirar y mostrar bajo la lupa de un lupanar. El infinito trabajo de un entomólogo o bacteriólogo, en el que cada comportamiento es una pista a seguir. Por eso me parece burda o pobre la interpretación teatral, no el trabajo de ensayo.

Hoy necesito mucho más que unos cuantos actores, por muy buenos que sean, dándose una línea con buena inteligencia en aras de un resultado óptimo, para que me estimulen. Necesito, no seguir, sino al contrario, perderme o mejor dicho, perderme por lo que pasa o no pasa. Esta incertidumbre, esta imperfección tan típica del trabajo creativo, suele darse plenamente durante la ejecución, un periodo en el que la relajación de las personas y un sinfín de "meteduras de pata" suelen hacer que expresen lo mejor y más interesante de su ser. En cualquier caso, esto es lo que siempre encuentro. Desde este punto de vista, los actores pueden ser personas maravillosas, infinitamente ricas, profundas y divertidas cuando no se preocupan por su imagen en el mal sentido de la palabra, es decir, la imagen que creen que es "buena" para ellos. Los más experimentados, sin embargo, saben bucear sabiamente bajo la superficie para buscar lo inesperado Tienen que ignorarlos el resto del tiempo para mantenerlos frescos.

A pesar de ello, ya sea por el deseo de hacerlo bien o por un desastroso gusto por el logro, la mayoría de las veces lo que presentan los actores y directores es una penosa caricatura de la interpretación, con un gusto tan dudoso como una copia de los muebles de Enrique IV.

Los mejores artistas a veces se extravían. Tengo en mente nombres famosos que he visto funcionar a distancia de su innegable talento real. ¿Y por qué? Porque, aunque nunca dejan de hablar de valor instantáneoEl reto de la representación pública, con sus muchas sutilezas y matices, les empuja a poner estas grandes virtudes al servicio de la recreación más que de la creación.

Entonces, inevitablemente, presenciamos la copia en lugar del original, lo que no ocurrió. Y por una buena razón, se deja atrás, con el revoltijo de todo lo que se recoge antes de que lleguen los invitados.

Te estabas preparando para una comida inolvidable y te encuentras poniendo toda tu energía en planchar el mantel.

Naturalmente, uno tiene derecho a encontrar mis sentimientos fantasiosos o cuestionables, pero mantengo que la noción misma de representación Corta de raíz la creación si te importa como algo excepcional. Y no es el pequeño "mierda" u otra tontería insoportable que se lanza antes del ritual -sin duda para hacerse creer que se tiene una profesión o se pertenece a un grupo social- lo que mejora las cosas. Nada es peor a mis ojos que la ceremonia impuesta antes de la ceremonia.

No niego en absoluto el carácter extremadamente singular de la actuación pública. Pero ¿es necesario que sea tan ridículo y estirado, incluso en representaciones modestas o contemporáneas? Las apariencias sociales siempre están ahí en el momento oportuno, para recordar a todo el mundo que es hora de subirse los pantalones. Sueñan con la recompensa esperada, con los aplausos fervorosos al final, con los guiños benévolos a la salida, con los abrazos cálidos que apenas se subrayan, cuando no se desmayan para dar las gracias a la Virgen, o con las miradas cómplices, llenas de fría inteligencia por parte del espectador, dando a entender que lo ha entendido todo. Incluso hay quien presume, al parecer, de que sólo juega para estos momentos.

No escupo sobre sonrisas de satisfacción, no desprecio las emociones suscitadas, respeto absolutamente las reticencias hacia lo que propongo y devuelvo golpe por crítica agresiva e inyección por inyección de veneno disfrazado de dulce licor. Es más, me entusiasmo cuando leo u oigo opiniones generosas y positivas que me llevan a creer que su autor ha comprendido, más allá de lo que yo esperaba, en su carne y en su intelecto, la sustancia que he producido. Pero todos estos resultados sólo tienen valor real en la medida en que contribuyen a la expansión, por pequeña que sea, del objeto en cuestión y elevan el nivel del flujo que le permite avanzar. En otras palabras, para mí, la representación sólo tiene sentido en relación con la creación si, mediante su ejecución, alivia las condiciones para el siguiente nacimiento.

No tengo la humildad de necesitar la aquiescencia de los demás para interesarme por lo que hago y darle valor. Lo contrario me parecería un completo disparate.

La representación es un momento maravilloso si se vive como una liberación de todas las obligaciones que la preceden, pero no es más importante que cualquier otra etapa de la creación, siempre y cuando uno esté habitado por un proyecto y no por la preocupación del acontecimiento único que va a suceder. El año pasado, mi equipo y yo hablamos de "formalidad".

Tanto si eres diseñador como si sólo eres actor, se trata de guardar en tu interior todos los periodos de gestación para que su acumulación presione hasta expulsar el fruto de los esfuerzos que han pasado por ellos.

En ningún caso, en mi opinión, debemos pretender "rehacer".

¿Qué podría ser más simple entonces, que no han hecho ¿en absoluto? Del mismo modo que una expedición se prepara meticulosamente pero no se repite más que simulándola, la aventura en tierra "pública" exige haberlo entendido todo sobre la ruta, pero rechaza la idea de copiar los propios bocetos como un viaje. En formalidad es por tanto fascinante, si se añade al largo viaje que en realidad forma el cuerpo del animal desde su concepción. Visto así, como una etapa más de su crecimiento y evolución, uno vuelve a soñar con la forma de la criatura, preguntándose si ese día, una vez "delante de todos", le crecerá una tercera cabeza o un dedo más en la pata trasera derecha. Lo principal es que la poesía, que es su miseria, no se agote para que, de las excrecencias de su epidermis, broten en directo, como en un laboratorio, esas criaturitas enanas que, a solas, entre mis cuatro paredes, trato de contener tanto como de difundir en la Red.

David Noir

David Noir, intérprete, actor, autor, director, cantante, artista visual, realizador de vídeo, diseñador de sonido, profesor... lleva su desnudez polimorfa y su infancia disfrazada bajo los ojos y oídos de cualquiera que quiera ver y oír.

Esta entrada tiene 2 comentarios

  1. Patrick Speck

    Entendí que una representación sólo es siempre un pasaje, una transición, si no una búsqueda/búsqueda de la unidad vital.... es que en este momento "representación" adquiere otro significado... ¡puesto que YA NO es un punto final...!

    1. David Noir

      No lo estoy convirtiendo en una verdad absoluta, pero sí, lo que describes corresponde a la visión que tengo de ello. Para mí es una claraboya, un telescopio, no sé, una especie de sistema óptico prestado al público para que pueda ver los peces desde su nautilus. No hay nada despectivo para mí en que, simplemente, no es un plato para consumir juntos más o menos digerible. Creo en la separación, aunque luego se desvanezca, para poder crear un diálogo. Dado su origen, el arte no puede ser un fenómeno de esencia social. Hay que aclimatarse. La representación es, para mí, un acuario, que presenta una muestra de especies (no los actores, sino los pensamientos del autor, que llevan dentro como un chip injertado en su cerebro por un momento. que no les impide pensar 😉 ) en un escenario adecuado.

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