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Curso Live Scene | Preguntas frecuentes | Visual © David Noir

Escena en vivo | Preguntas frecuentes

Aquí encontrará las respuestas a las preguntas más frecuentes que puede plantearse antes de inscribirse en un taller o curso de improvisación de Scène Vivante

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Formation Scène Vivante | David Noir | Clases, talleres, coaching | Teatro | Método de improvisación | Actuación | Oratoria | Visual © David Noir

Preámbulo | Aprender y practicar el teatro de otra manera

Los principios pedagógicos de este programa de formación se han desarrollado a lo largo de un recorrido que sigue creciendo gracias a la participación de todos los profesionales que integran los cursos, las prácticas y los talleres.

El tema de la representación se aborda en su totalidad, ya se trate de actores profesionales o aficionados o de cualquier persona que, en su trabajo o en su vida privada, se plantee la cuestión de su propia imagen y de lo que puede hacer con ella para mejorar su vida cotidiana o sus actuaciones en público. Soluciones prácticas de eficacia probada están a disposición de cualquiera que sienta la necesidad de expresarse ante los demás o simplemente se pregunte por los procesos de representación y teatralidad en nuestra sociedad.

La enseñanza que ofrece Scène Vivante no pretende ser el fruto de una síntesis exhaustiva de las reflexiones que se han llevado a cabo a lo largo de la historia de la etapa en materia de enseñanza, ni mucho menos. Pretende ser una herramienta práctica de intercambio y creación, que ofrezca respuestas a través del descubrimiento, el acompañamiento y el trabajo en escena a los problemas de cada uno en este ámbito.

Información práctica

Si no encuentra respuesta a sus preguntas o si desea obtener más información después de haber leído esta página y todas las dedicadas a Scène Vivante, puede ponerse en contacto conmigo a través de los enlaces de contacto facilitados.

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Jugar al juego como un niño juega al Zorro

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Mi práctica docente

En mi vida, creo que no he conocido a nadie que sea incapaz de jugar siquiera un poco al juego de ser otra persona una vez que comprende que no se trata de fingir, sino de ser uno mismo.

Aprender y practicar el teatro de otra manera

Técnicas actuales adaptadas a la diversidad de solicitudes. Una mirada atenta a la pluralidad de personalidades.

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Scène Vivante, un programa repleto

Una formación rica y nutritiva, como un vitelo lleno de los elementos necesarios para el desarrollo escénico del individuo guiado hacia su autonomía

Curso de Scène Vivante | Información práctica | Lugar y programa | Visual © David Noir
Curso de Scène Vivante | Información práctica | Lugar y programa | Visual © David Noir

Uno de los objetivos de Scène Vivante es hacer plenamente visible para sus alumnos y aprendices la naturaleza de ambos personal y universal de sus propias herramientas: personal afirmar el desarrollo de la propia identidad, incluso de la propia singularidad, universal para comprender mejor lo fácil que es llevarse bien con los demás, sin sacrificar la propia integridad intelectual, emocional y física.

¿Qué ofrece Scène Vivante?

Scène Vivante es la rama educativa de David Noir Production. Adopta la forma de un curso de formación en práctica escénica y actuación, que ofrece cursos, coaching, talleres y cursillos en el espíritu y la filosofía que animan las páginas de este sitio.

¿Está abierto a todos?

La enseñanza de Scène Vivante, ya sea colectiva o individual, se basa en métodos originales que se adaptan a las distintas personalidades sin exigirles una formación artística previa.

¿Por qué cursos y talleres?

Expresar y plasmar esta necesidad de dar forma a este embrollo de movimientos que nos animan constantemente como seres humanos.

Los cursos y talleres son, por tanto, espacios físicos y temporales concebidos para favorecer la expresión de estas necesidades en un escenario; es decir, en presencia de otros, frente a otros o más bien en medio de ellos.

¿Hay aspectos terapéuticos en la enseñanza?

Probablemente sí; tanto mejor si es así, y al final no importa. El vendaje de las propias heridas y dolores no perjudica a la creación artística, así que por qué rechazarla en nombre de una supuesta "pureza" del acto.

Los demás: socios y público.

¿Por qué es necesario tener testigos de la propia existencia, aparte del cónyuge, la familia y los amigos?

Porque la única opción buena para lo espectacular no es mentir, sino demostrar lo que uno es y siente. Y, como ya se ha dicho, es innegable que la relación social "clásica", dejando a un lado todas las nociones morales, obliga a mentir o, al menos, a no hablar.

El espectacular del que hablamos aquí no es el demonio descrito por Guy Debord en "La sociedad del espectáculo". De hecho, es todo lo contrario. Lejos de generarse en beneficio de la desviación de la comunicación entre los humanos y los juegos de poder, se trata de una necesidad vital, intrínseca al ser humano; inmanente: la de representarse a sí mismo y a las cosas y seres que nos rodean para aprehender mejor el mundo y los mundos, así modelados.

¿Cómo funcionan los cursos, las prácticas y los talleres?

Sobre el principio de una comunidad de mentes, de individuos no seleccionados ni clasificados. Están abiertas a todo el que quiera venir. Así que no hace falta ser actor o actriz para actuar allí. Se toca de forma espontánea y a veces de manera más preparada, con todo tipo de materiales, empezando por supuesto por uno mismo, en todo tipo de situaciones. Los tiempos de entrenamiento son largos y colectivos, para permitir una buena inmersión progresiva a todos los recién llegados y garantizar un largo calentamiento para todos antes de abordar los ejercicios y las interpretaciones.

Lo que no encontrará

  • Una representación en el sentido tradicional de la palabra, en la que se asignan definitivamente papeles y puntuaciones.
  • Un método lineal para convertirte en un actor o actriz "financiable" en el mercado de los castings. Pero no hay nada que lo impida. 

Escribo esto para que sepan que no tengo nada que transmitir del orden de lo consumido. Sólo sé reaccionar ante la presencia del otro; a veces también ante su ausencia. Sólo enseñamos bien lo que ignoramos y descubrimos al hacerlo. El resto es una mórbida acumulación de cultura fuera de este tiempo presente, que es el único que cuenta a los ojos de los vivos. La gente folla, duerme, come y muere; ¡qué podría ser más natural! Esto es la vida; estas son nuestras vidas. También trabajan, producen pensamientos, sentimientos, materiales y a veces... ¡juegan!

¿A qué juegan?

En este punto, no debemos confundir ambición con pretensión. Porque si algunos se divierten inventando y poniendo en práctica conceptos y formas, una buena mayoría se contenta con simular facilidad, bienestar, libertad, desarrollo intelectual, capacidad creativa y de trabajo... que no es lo mismo que ser ambicioso. jugarpero fingiendo.

Estas dos nociones se confunden a menudo deliberadamente, pero hay una gran diferencia entre ellas, porque "jugar" no es sólo "jugar".

"Jugar" -en un sentido maduro que, si se deriva efectivamente de la infancia, no es sólo el juego del niño, para quien el juego, como en el animal joven, tiene por objeto socializar y formar en las relaciones de fuerza y de deseo- "Jugar", por tanto, para un adulto inspirado en la infancia, es producir realmente y no (decirse) que produce.

Pero, ¿para producir qué?

Significativo y en el mejor de los casos, su el sentido de las cosas y de la vida.

Es decir, su visión del mundo en palabras, movimientos, acciones, sonidos, imágenes, discursos, intercambios... siendo infinita y exponencial la enumeración de herramientas de que dispone el acto escénico.

Un eje fundamental: la necesidad de ser real para producir arte que merezca la pena.

¿Qué significa ser verdadero?

En primer lugar: conócete bien a ti mismo.

Luego, tratar de encontrar el hilo dentro de nosotros mismos que, una vez tensado como una cuerda sensible, resuene con las vibraciones que componen nuestro impulso vital para nosotros mismos y crear una imagen mental de nosotros para los demás.

Antes hay que encontrarla íntimamente, despojarla de sus nudos, cuerpos extraños y grilletes y, por último, estirarla para que suene clara y fácilmente identificable para su anfitrión. La propia verdad es una ola. Hay que determinar la "A" y aislarla de ella. Como con cualquier instrumento, es necesario afinar antes de tocar y conocer las propias escalas. Para eso sirve el aspecto "formativo" de un taller.

Es cierto, menos matemáticamente que en la música, pero no por ello menos eficaz, que el individuo escénico puede lograr, mediante el trabajo duro y la observación, una comprensión de la gama de sus propias escalas y del registro de su canto.

¿Quién es David Noir? ¿Puedo ver con quién estoy tratando?

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como epílogo

Humanidad y juego

Su Puesto que la propia verdad sólo es válida para uno mismo, para no estar en guerra con el mundo entero en la vida cotidiana, hay que asociarse con los demás mediante el intercambio. La diplomacia es algo terrible para el ego porque le obliga a reservarse su cruda verdad, pero también a deslizarse hacia lo no dicho y la mentira por omisión. "No me hagas daño y no te haré daño"; "Acéptame y te consideraré".

Jugar significa, durante un tiempo, dejar de lado este pacto tácito entre humanos, para permitir que la parte no socializada de la persona se exprese bajo control y en un entorno que se lo permita.

Por tanto, más allá del dudoso compromiso de la diplomacia cotidiana, sólo existe el perdón, y a priori incondicional, que no engendra la guerra ni los efectos perversos del comercio y el trueque inherentes a la "vida real". Pero una actitud tan abierta también engendra a menudo un efecto colateral inquietante y posiblemente perjudicial: la sumisión a todo tipo de autoridades. Paradoja de la no violencia, este comportamiento tampoco es compatible con la aparición del animal teatral, que también necesita la energía de nuestros odios y otros impulsos morbosos para alimentarse. En resumen, necesita todo lo que hace a un ser humano, tanto bueno como temible, expresado, podría decirse, in vitro.

Del mismo modo, el amor, ese vínculo entre seres que adolece de ser demasiado reflexivo para ser bien vivido, debe reencontrar la "pureza" desinteresada que impulsa los estados del corazón de la infancia; estados que, en los primeros años de vida, no están aún impulsados por un interés hipócritamente disfrazado, sino al menos auténticamente expresado. Las acciones se guían entonces únicamente por las necesidades. Por perentorias, caprichosas y a veces crueles que nos parezcan al crecer, siempre serán mejores que el cálculo interesado, forjado por la desconfianza en los demás y atado a nuestras existencias por los miedos... en cualquier caso, al menos en bandeja.

En efecto, el escenario o el simple local de ensayo es, a fin de cuentas -y conviene tenerlo presente durante el trabajo-, el lugar menos peligroso del mundo para las relaciones sociales, donde lo que está en juego es virtual y donde es menos necesario tener miedo, una vez que se comprende que la mirada del otro no es un arma.

El único amor que vale la pena para elevar el arte de jugar parece ser, pues, un amor salido directamente de una infancia inmediata y no calculada. Es pura necesidad y sólo esta necesidad es amor crudo y original. No ocurre lo mismo con el deseo, que es mucho más fluctuante y fugaz, y en el que no es prudente basar su expresividad. Así que, inevitablemente, también encontramos cosas desagradables en el revoltijo de lo que nos constituye y que debemos intentar decir.

Por eso, a riesgo de sonar terriblemente falso, el escenario nunca debe intentar ser más virtuoso que la vida.

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