No soy un músico, no soy un instrumentista, soy un manitas del sonido. Es decir, no utilizo el sonido como un lenguaje que sigue reglas, sino como el escenario de un pensamiento o un acto. El sonido no se trata como un ruido de fondo, sino como un sustrato para el desarrollo de un entorno natural. Todo lo que creo se inspira siempre en la reconstitución de una vida orgánica en un entorno cerrado, la creación de las condiciones de un biotopo.

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