Una visita inapropiada a un teatro inapropiado
La imagen más "amateur" y común en el imaginario de gran parte de la población, de este penoso negocio que también se llama teatro.
Teatro e instituciones
El arte que pretende agradar se desnaturaliza con la mano que lame.
La financiación nacional de la cultura puede tener su razón de ser, pero ay de aquellos (o más bien de aquellos que se glorifican) que confunden responder a una comisión con obedecer los mandatos de una institución que sólo sabe pensar en sí misma a través del buen tono del momento.
La imagen más "amateur" y común en el imaginario de gran parte de la población, de este penoso negocio que también se llama teatro.
Nacido del acoplamiento de un escenario y un público, el espectáculo viene al mundo como el fruto de una cosecha pagana.
Cuando creas en un Espacio Nacional, no te encuentras con el público, te encuentras con el Estado. Ningún artista puede pretender seriamente estar libre de esto.
Los caminos del arte no se pueden trazar siguiendo los pasos de la voraz institución. Menos aún los que sólo serpentean a lo largo de infinitas pausas poéticas