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André Lazare

André Lazare

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Pienso esta mañana en André Lazare, en su bella esposa Patricia, en algunos de los miembros del pequeño equipo que reunió a su alrededor, Valérie Chabrier, Alexis Meunier y otros, para crear Capital Cinéma, su empresa de distribución y producción, a finales de los años 80. Fue entonces cuando tuve la oportunidad de conocerlos.

Llevaba tres años trabajando como vigilante nocturno en el Hotel de Niza, en la calle de Rivoli, lo que agotaba mi vitalidad y lo que aborrecía. Sin más presentación que mi cara de joven entusiasta y mis anillos de cansancio, André me acogió en su equipo más que me contrató, con la generosidad y la sencillez inteligente de los verdaderos jefes que saben lo que ganarse la vida significa. Sólo era para ocupar un puesto de telefonista y no esperaba nada mejor mientras saliera del infierno de la hostelería, del servicio de desayunos a las 7 de la mañana y de los periodos de uniforme sin vacaciones, a no ser que los compensara con otros tantos días trabajados seguidos. La promesa de semejante oportunidad bastó para inyectar suficiente alegría y oxígeno en mi vida cotidiana, de modo que pude, durante un mes de preaviso, compaginar mis nuevas funciones en la recepción de Capital Cinéma durante el día y la noche, completando el éxodo de la cansina mediocridad del trabajo que dejaba.

Incluso, con la misma sencillez y a pesar de los constantes malabarismos económicos que parecía tener que hacer para conseguir sus fines como productor, que le mantenían ocupado a diario, me permitió acceder a los grabadores de vídeo U-Matic de su empresa y, al enterarse de que yo realizaba trabajos de vídeo, me pidió ver mi trabajo. Sin duda, era el trabajo menos interesante que había realizado y puedo entender por qué no siguió. Me alegré de poder unirme a su compañía y de tener la oportunidad de experimentar los caprichosos movimientos de su precaria embarcación.

Después de algunos momentos gloriosos en los que vimos a algunas de las personas más importantes del cine de la época, todo acabó bastante mal por culpa de los impagos y los pocos supervivientes, entre los que tuve la suerte de estar, vimos cómo las ratas abandonaban el barco una tras otra, incitadas suavemente a marcharse por un pequeño señor Boisset, contratado para la ocasión para hacer estos trabajos sucios. Qué me importaba esta debacle momentánea; me parecía que André Lazare había sufrido muchas otras y que su futuro, como su pasado, estaría esmaltado con tantos éxitos como reveses, uno tras otro. Porque así era el hombre, un auténtico productor para el que hacer películas era, sin duda, fusionarse con su sueño infantil de ser un aventurero. El viento cambiaba y era el momento de abandonar el gran barco Capital, el momento de lamerse las heridas y recuperarse, al abrigo de una isla de bucaneros, antes de zarpar de nuevo para embarcarse en un nuevo proyecto. Una vez más, en su extrema generosidad, me ofreció embarcarme en su próxima aventura.

Esta vez dije que no, con ganas de aprovechar la oportunidad de un año de descanso y tener la oportunidad de poner toda mi concentración en lo que iba a ser mi primer largometraje experimental en vídeo, " Los animales sueltos "No sé lo que habría pensado de ella, pero me habría sentido orgulloso de presentársela si hubiera intentado verla después. Comprendió fácilmente mi deseo de hacer algo más y me dio una indemnización que reflejaba su ética principesca con los que le importaban. Tengo la vanidad de pensar que a pesar de la brevedad de este deslumbrante año de compartir sus aventuras, lo fue para mí, porque tanto André como Patricia, a través de las marcas de simpatía salpicadas a lo largo de la obra, fueron capaces de hacérmelo sentir.

Seguramente habría que escribir una novela sobre la vida de este hombre del que sabía muy poco, pero cuya dimensión era fácil de sentir y que debía ser. Me contentaré hoy con dar testimonio, como he hecho aquí, de lo poco que sé de él y, sobre todo, con decir que algo en mí lamenta no haber seguido a André en la búsqueda de sus aventuras. No es que deplore mi elección de dirección en su momento, porque lo poco que he hecho hasta ahora es resultado de ella, pero hay cosas en la vida que la juventud admiradora siente, sin tomar la justa medida de su fuente. Lo que lamento es no haber tenido la suficiente madurez para establecer una conexión más profunda con André Lazare; simplemente, para conocerlo mejor. Es con la vara de medir de la gran mediocridad de los comportamientos que uno conocerá más tarde, que uno puede a veces darse cuenta realmente, en retrospectiva, del alcance exacto del valor de un encuentro.

Mi pequeño homenaje a André Lazare | Visual © David Noir
Mi pequeño homenaje a André Lazare | Visual © David Noir

Cuando me informaron de su repentina muerte en 2008, me quedé profundamente conmocionado y, como casi siempre ocurre en estos casos, no pude reaccionar más que negándolo, ya que la noticia me afectó mucho. La injusticia de su muerte me enfureció. Minimicé el impacto de André en mi vida y decidí no ir a su funeral. Sin embargo, en ese momento, todos mis pensamientos se dirigieron a Patricia, la única de sus parientes que realmente conocía. No pude decírselo entonces.

Lanzo esta botella para que un día ella lo sepa, inspirada por el mismo soplo de viento, y que la deriva de su investigación sobre el nombre de André y la retranca de las referencias de Google hagan aflorar fortuitamente este artículo.

André Lazare - Biografía

David Noir

David Noir, intérprete, actor, autor, director, cantante, artista visual, realizador de vídeo, diseñador de sonido, profesor... lleva su desnudez polimorfa y su infancia disfrazada bajo los ojos y oídos de cualquiera que quiera ver y oír.

Esta entrada tiene 2 comentarios

  1. Chabrier

    Mi Loulou,
    Gracias por asociarme con André a través de este texto. Todavía me siento huérfano de él... Le había visto en Cannes, un mes antes, y nos habíamos sentado 5 minutos en medio del bullicio, para hablar. Me tuteaba y yo le seguía tuteando, impresionado como estaba, ¡incluso 20 años después! Me guardo para mí, todo lo que le debo, y ante todo la mirada amable que me dirigió... Te beso fuerte.

  2. LAZARE STÉPHANE

    Buenas noches,

    Le agradezco este hermoso homenaje a mi padre que transmitiré a Patricia y a mi hermana pequeña.

    Gracias también a Valerie.

    Le deseo una buena noche
    Stéphane LAZARE

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