Mis noches en el refugio
Yo, paso mis noches en el refugio. De todo. Protegido de ti, a pesar de tu suave y melodiosa voz tan preocupada por la radio, higiénico y preocupado.
renuncia
Yo, paso mis noches en el refugio. De todo. Protegido de ti, a pesar de tu suave y melodiosa voz tan preocupada por la radio, higiénico y preocupado.
Lo siento, ¡voy a pasar! ¡No tienes derecho a impedirme el paso! No tengo nada que reprocharme. Siempre he estado en orden con la administración. ¡Lo siento!
No se trata de hacer el amor, sino de la sexualidad. Ah tus valores, tus valores, ¡si pudieras ponerlos donde pienso por una vez!
Callar sería una forma decente de ahogar el pensamiento, que siempre será la expresión dolorosa de una orden que se da a sí mismo la propia burguesía mental.
Los artistas, los verdaderos que tendrían algo que decir, odian al mundo y no le dicen nada, ¿verdad? Y es mucho mejor así, ¿no?
Los artistas se están extinguiendo como tantas otras especies en peligro de extinción. Sus territorios están restringidos, sus voces silenciadas.
A veces es doloroso... necesariamente doloroso, los iconos referenciales. Y a veces a pesar de ellos. Todos los dogmas apestan; no todas las personas.
Teatro, criatura errante, eternamente moribunda, a la deriva, flotando en su mar de excrementos como una ballena cacocha
Es humano y tribal estar constantemente tranquilizado sobre su pertenencia a una comunidad y sobre el estado relativo de su soledad.
No tengo nada que ofrecer que te haga perfectamente feliz. Ven: a ver. Vete: sin decir nada. Piénsalo: lo que quieras...