Mecánica de la representación
Público y escritura escénica: una fecundación cruzada precipitada
La representación, como el fruto de una cosecha pagana
La interpretación es, naturalmente, una parte importante del proceso de creación escénica
Permite que la obra producida aguas arriba entre súbitamente en contacto con una realidad multiplicada por el número y la variedad de sus representantes. Al tender un puente entre la energía de un equipo y la del grupo de espectadores, la representación desempeña su papel de embrague, igual que antes lo hizo el ensayo entre el diseñador y los intérpretes. El espectáculo, como el embrague, es por tanto un dispositivo de acoplamiento temporal entre un eje llamado motor y otro llamado receptor; entre un escenario y un público.
En el caso de los vehículos de motor, el embrague está situado en la cadena cinemática, entre el motor y la caja de cambios, donde el par a transmitir es menor*.
El desacoplamiento también facilita el cambio de marchas.
* Pareja Sentido 4 [Física] Sistema de dos fuerzas opuestas, paralelas y de igual intensidad.
Las representaciones nos permiten recorrer las cosas físicamente
Esto nos da un mayor control sobre la velocidad y la dirección de los proyectos. También sabemos más rápidamente cuál será la siguiente fase. En el caso de nuestras distintas fases operativas, esperamos que la máquina funcione en ambas direcciones, y que sus propios vehículos mejoren y sean más maniobrables gracias a ello.
Por nuestra parte, se están estudiando modelos de producción más lujosos, pero aún no se han desarrollado. Nos aseguraremos de mantener informados a los espectadores interesados sobre la evolución de nuestras gamas. Sólo tienen que introducir su nombre, apellidos y dirección de correo electrónico en el formulario disponible en este sitio.
LLAMADA DE EMERGENCIA
Mucha gente mal informada sigue creyendo que hacemos teatro contemporáneo.
¡AYÚDANOS a hacerles comprender que eso no es cierto!
Que esto es materialmente imposible, ya que esta forma transitoria no existe desde finales de los años setenta.
El teatro, o para ser más precisos, el arte dramático de poner en escena diálogos y personajes, sigue siendo una disciplina cautivadora, pero no una producción artística actual; menos aún un pensamiento vivo. Incluso podría aventurarse a hablar de "morbo" en los casos más perversos de individuos que logran perfectamente engañar a los especialistas más eminentes en los escenarios más prestigiosos.
Sabemos de buena tinta que todavía hay muchos escritores y directores trabajando en el teatro, desperdigados por los diversos lugares estratégicos en los que han sido colocados, como ciertos veteranos japoneses que no se enteraron del final de la guerra y siguen al acecho treinta años después en islas de Filipinas. Por favor, AYÚDANOS a encontrarlos por su bien y por el nuestro.